Compromiso de adopción

Adoptar a un animal no es algo puntual. Desde el momento que adoptas, la vida de un ser vivo pasa a depender totalmente de ti, su bienestar, salud y ánimo van a estar al nivel que tú le des el resto de su vida.

En muchas más ocasiones de las que nos gustaría, el motivo por el que los perros entran al refugio es el abandono por parte de propietarios que no estaban preparados para tener un perro. Por ello, antes de de adoptar por impulso te pedimos que leas y asimiles bien la información que te damos a continuación, ya que es un compromiso que pedimos a TODOS los que solicitan adopción.


  1. ¿Es tu situación la adecuada? ¿En qué momento de tu vida estás? ¿Estás lo suficientemente estable como para tener un perro? Son preguntas que deben venirte a la mente al pensar en adoptar. Por muchas ganas que se tenga de tener un animal, y sabiendo toda la alegría que aporta, a veces no pensamos que este va a convivir con nosotros el resto de su vida, que pueden ser hasta más de 15 años. Si tu plan de vida futuro conlleva ir de un sitio a otro sin parar, es posible compaginarlo con tener una mascota, ¿pero tienes los medios? Si acabas de independizarte y quieres un perro que te haga compañía, puede estar bien, ¿pero podrás dedicarle todo el tiempo que necesita? Piensa de forma realista en tu situación actual y en si podrás soportar la carga de tener una vida bajo tu responsabilidad.


  1. La personalidad de un perro determina cómo se comporta, pero la tuya también. Tus hábitos pasarán a ser los suyos, y si entran en conflicto con su carácter puedes encontrar problemas. Todos los perros son maravillosos, pero un perro que tenga mucha energía tendrá problemas con alguien que no lo saque a hacer todo el ejercicio que necesita, por ejemplo. Es importante que adoptes un perro con necesidades que tú puedas satisfacer con facilidad.


  1. El espacio tanto de tu casa como de sus alrededores es otro factor muy importante. En cuanto al tamaño de la casa: es relativo. Cualquier perro cabe en cualquier vivienda, pero si quieres tener un perro grande en un apartamento pequeño tendrás que sacarlo muy a menudo para que ejercite lo que debe. Facilita mucho que la casa esté preparada para la llegada del nuevo miembro de la familia, en la medida de lo posible (habitación especial, camas, juguetes, espacios seguros, etc.). Otra cosa a tener en cuenta es tu localización, si estás cerca de veterinarios de confianza, si hay parques cerca... Tendrás que ponerte en la mentalidad de propietario de mascotas y saber qué servicios que requiera tu perro tienes alrededor. También es recomendable que si uno de nuestros perretes tiene miedo de los ruidos fuertes no vaya a vivir en el centro de una ciudad abarrotada, o de hacerlo, que lleve un adiestramiento muy intensivo.


  1. El dinero y los medios, aunque sea injusto, también van a determinar el bienestar de tu mascota. Es muy caro mantener a un animal, no solo hay que pensar en el precio del pienso mensual. Al igual que los humanos, un perro se encapricha, hace trastadas en casa, se pone enfermo, tiene accidentes... Todas estas cosas incurren en gastos muy elevados a los que hay que estar preparado, ya que si no tienes dinero para afrontarlos las consecuencias pueden ir desde algo tan tonto como una tele destrozada que no recuperarás, hasta no poder pagar un tratamiento que podría salvar a tu perro de una enfermedad y se tome la decisión de ponerlo a dormir. Piensa bien las posibilidades.


  1. Es importante conocer la raza/cruce. Pero no por ser agresivo o no (esto no depende de ninguna raza), sino por las características específicas tanto físicas como de personalidad de cada raza. Tenemos que pensar que las razas son obra del ser humano, cuidadosamente criadas durante generaciones para que ejerzan funciones específicas. Así, nos encontramos que los perros de pastoreo suelen ser muy activos, enérgicos e inteligentes, o los perros falderos que suelen ser más tranquilos y perezosos, y no les llama tanto el ejercicio. Esto no determina el carácter final de un perro, pero es importante tenerlo en cuenta para saber de dónde pueden venir posibles comportamientos y para prever ciertas necesidades que nuestro perro pueda tener (ejercicio, alimentación, problemas genéticos). Todas las razas y los cruces son al final perros, todos fieles y amorosos, pero eso no quita que tengamos que informarnos para conocer al máximo a nuestra mascota, para mejorar su vida.

Hay que tener todos estos factores en cuenta antes de adoptar. Nada nos gusta más que ver salir a uno de nuestros perros del refugio para entrar en una familia, pero no damos ninguna adopción si no sabemos con certeza que esa vida va a ser mejor que la que llevan en el refugio.

Y lo más importante, NO ADOPTES si:

  • Si no puedes asegurar que tu perro pueda vivir contigo al cambiar a una vivienda de alquiler.

  • Si esperas cambiar de trabajo y crees que las condiciones no te permitirán atender a tu perro como antes.

  • Si piensas tener hijos y no te planteas solucionar los conflictos que puedan surgir.

  • Si crees que el lugar de un perro es el patio o el jardín (por muy grande que sea).

  • Si crees que pegarle a un animal es un acto que "entienden" porque "hablas en su idioma".

  • Si consideras la eutanasia como solución a un problema de salud de tu perro.

  • Si no recurrirías a un adiestrador o etólogo para solucionar problemas de comportamiento.

  • Si no puedes asegurar la calidad de vida de tu perro ante una posible ruptura de pareja.

  • Si piensas que tendrás un cachorro de por vida y no envejecerá.

  • Si no estás convencido y no te comprometes al 100% con la vida que estás adoptando.

Los perros que damos en adopción forman parte de nuestras vidas, son nuestros y los queremos como a cualquiera de los perros que tenemos en casa, por ello queremos un compromiso total del adoptante que se lo lleve. Todos ellos ya fueron abandonados una o más veces, y bajo ningún concepto permitiremos que vuelvan a la calle o sufran.

Sé responsable. Sé consciente. La vida de un animal depende de ello.